Juan capítulo #6
Jesús les dijo: —Yo soy el pan de vida. El que viene a mí, nunca tendrá hambre; quien cree en mí, nunca tendrá sed. Pero antes les dije que ustedes ya me han visto y aun así no creen. Todo aquel que el Padre haga venir a mí, será mi seguidor; yo nunca lo rechazaré. (Juan 6:35-37)
No se mucho de perfumes, pero te puedo asegurar que no hay un olor más delicioso que el olor del pan recién horneado, ¿estás de acuerdo?, piénsalo, no importa en qué momento te topes con ese olor, tengas hambre o estés lleno, pase lo que pase ese olor despertará tu apetito.
Estoy seguro que en algún momento escuchaste decir a tu mamá: “Aquí nunca te faltaran frijoles y tortillas”. ¿Lo recuerdas? También te puedo asegurar que para ti los mejores frijoles son los que hace (o hacía) tu mamá (o tu abuelita). Lo último que te puedo asegurar es que nadie sobre la faz de la tierra hace mejor los frijoles puercos que mi mamá. Tenía que decirlo.
Hablando de alimentos base, ¿alguna vez escuchaste la frase: “A nadie se le niega el pan”? O tal vez escuchaste la de: “A nadie se le niega un vaso de agua.” Estos dos elementos han sido la base de la alimentación a nivel mundial. Lo que Jesús está diciendo en el versículo que leímos al principio es: “Yo soy el pan de vida.” Nos invita a todos a que podamos comer de él. Al hacer esta invitación Jesús estaba seguro de que no importa quien coma de él, quien sea que lo haga se saciará, quien sea que lo haga le caerá bien comer de su pan y beber de su agua. Que lección tan impresionante.
Precepto a poner en práctica
“Sé saludable para los demás”
Las personas recuerdan muchas cosas, buenas y malas, pero solamente extrañan aquello que les bendijo. Y todo lo que se extraña, se desea repetir.
Una de mis peores infecciones estomacales fue provocada por unos panes con queso de cabra que comí en una cafetería muy famosa. ¿Quién iba a pensar que en esa cafetería servirían algo echado a perder? Sin duda fue una de mis peores experiencias. Después de eso, ¿sabes cuándo he vuelto a probar esos panes?, ¡nunca! Ese pan no era para nada un pan de vida.
¿No te da un poco de miedo pensar que alguien se exprese así de ti? Que en algún momento hayan probado lo que tenías para dar y que su experiencia fuera tan mala que no quieran volver a verte. Tal vez hiciste un gesto que dijo más que muchas palabras, tal vez fue una respuesta áspera y grosera de la que no fuiste tan consciente, o fue tu actitud apática y desinteresada, o por qué no, fue tu aspecto desalineado y descuidado. El punto es que todo el tiempo la gente está “comiendo“ algo de nosotros y si no somos conscientes de lo que damos estamos condenados a perder oportunidades, amistades, trabajos, e incluso a nuestra propia familia. Jesús nos enseña a ser personas saludables para los demás, de tal manera que podamos decir: ven y acércate a mi, estoy seguro que seré de bendición para ti.
Manos a la obra
El día de hoy se intencional en dejar una buena impresión en todo momento. Deséale un buen día al vecino que regularmente no saludas. Regala un cálido “buenas tardes” a personas con las que te cruces en la calle. Pregúntale a tu familia o amigos que es lo que ellos quisieran que cambiaras y esfuérzate en lograrlo. Sé un pan de vida para todo aquel que pase tiempo contigo.