Juan capítulo #14
Felipe le dijo: —Señor, muéstranos al Padre y quedaremos conformes. Jesús respondió: —Felipe, ¿he estado con ustedes todo este tiempo, y todavía no sabes quién soy? ¡Los que me han visto a mí han visto al Padre! Entonces, ¿cómo me pides que les muestre al Padre? (Juan 14:8-9)
Hace unos días me recordaron: ”Te pareces a tu papá”. Lo admito, soy muy parecido a él, no solo en el físico, también en demasiadas conductas, reacciones, en el sentido del humor y hasta la forma de jugar con mis hijas es la misma forma con la que él jugaba conmigo y mis hermanas. Estoy seguro de que a ti también te han dicho algún comentario como éste. Puede ser que te relacionen con tu papá o con tu mamá, lo que es evidente es que nuestro adn queda expuesto con solo vernos actuar ante distintas situaciones.
Lo que Jesús propone en el versículo anterior es sumamente revelador y emocionante. Jesús afirma que aquel que lo ha visto a él, entonces también ha visto al Padre. Esta noticia resulta ser mucho más interesante cuando tomas en cuenta que antes de Jesús nadie había visto a Dios. Ok, Moises vió la espalda de Dios, Jacob luchó con Dios, pero esos encuentros fueron poco reveladores si los comparamos con caminar tres años al lado de Jesús.
Esta revelación que Jesús nos da es poderosísima, porque si quieres conocer cómo actúa Dios, como piensa Dios, cuál sería su sentido del humor o las palabras que usaría, si quieres saber cómo trataría a las personas, como cuidaría su cuerpo, como administraría su dinero, simplemente observa a Jesús.
Precepto a poner en práctica:
“Antes de tomar una decisión pregúntate ¿Esto es lo que Jesús haría si fuera yo?”
Es propio de los humanos pensar con sabiduría pero conducirse con torpeza. Muchas veces tu y yo sabemos cual es la respuesta correcta, la conducta correcta ante determinada situación. Todos sabemos que lo mejor sería regresar el dinero que nos sobró del proyecto, todos sabemos que lo correcto es perdonar a quien nos ha lastimado, saludar si vamos llegando a un lugar y despedirnos si nos estamos retirando, pero a pesar de que estamos conscientes de estos principios nos encontramos infringiéndolos vez tras vez ¿¡Por qué!?
Hay algo que Jesús hacía muy bien, el deslindaba la culpa del hombre. Tanto así que una de sus últimas frases, colgado y clavado en la cruz fue: “Perdónalos padre, porque no saben lo que hacen”. ¡Wow! Lo increíble de vivir bajo esta revelación es que nuestro comportamiento no será el resultado del comportamiento de alguien más, es decir, no viviremos reaccionando ante las personas, viviremos enfocados en hacer la voluntad del padre y en demostrar su gran amor para con los demás.
Manos a la obra
Hoy pregúntate: ¿Qué haría Jesús si fuera yo? ¿Cómo trataría a tus compañeros de trabajo si le tocara suplirte por unas horas? ¿Qué pláticas incómodas pero necesarias que tu has pospuesto tendría y con cuales personas? Utiliza este día como una excusa y atrévete a hacer lo que has pospuesto por días o meses a causa del orgullo. No tengas miedo, los principios nunca fallan.