DEVOCIONAL 21 DIAS PARA NAVIDAD

Juan capítulo #13

 

Entonces Jesús, muy angustiado, exclamó: «Les digo la verdad, ¡uno de ustedes va a traicionarme!». Los discípulos se miraron unos a otros sin saber a cuál se refería Jesús. (Juan 13:21-22)

 

Solo te puede traicionar alguien que previamente tenía tu confianza y tu lealtad, de lo contrario solo sería un acto grosero o violento que cualquier persona pudiera tener en tu contra pero cuando hablamos de traición también estamos hablando de amistades rotas. 

 

A lo largo de mi vida he sufrido algunas traiciones fuertes y mi respuesta, aunque no ha sido violenta, tampoco ha sido la mejor, mucho menos la que Jesús tuvo ante la traición más famosa de todos los tiempos…la traición de Judas. 

 

En ninguna de las traiciones que he sufrido pude imaginarme que esa persona en específico me traicionaría, a diferencia de Jesús que él sí supo en todo tiempo que Judas sería quien lo iba a vender y aun así, minutos antes de su traición Jesús le lavó sus pies al igual que a todos sus discípulos. ¡Qué increíble carácter el de Jesús! 

 

Principio a poner en práctica: 

“Haz el bien sin mirar a quién”

 

Lo sé, la frase anterior es un cliché, pero si lo piensas es una afirmación que describe muy bien la conducta que Jesús tuvo con Judas y es algo que tú y yo podemos poner en práctica. 

¿Te imaginas que Jesus le hubiera dado a Judas lo que se merecía? ¿Te imaginas si Dios nos diera a nosotros lo que merecemos por nuestros pensamientos e intenciones? Jesús es tan bueno y sabio que él no nos da lo que tu y yo merecemos, él nos da solamente aquello que es de su misma naturaleza. Él nos da amor. La clave no es vivir de manera reactiva a las circunstancias: “si me gritan entonces yo también grito; si me critican entonces yo también lo hago; si son deshonestos conmigo entonces yo también lo seré”. Vivir de esa manera es muy desgastante y doloroso. Lo que Jesús nos invita a hacer es dar lo que somos y no lo que recibimos, esa manera de vivir es mucho más reconfortante y bendecida. 

 

Manos a la obra

El día de hoy no seas una persona que reaccione, sé una persona que esté predispuesta a dar lo que tiene, a entregar el amor y la gentileza con la que Dios te ha tratado. Que no te importe si alguien es grosero o poco amable contigo, tú no respondas de la misma manera, responde con lo que previamente Dios ha depositado en ti. Que tu actitud y tu comportamiento no sean un producto de los acontecimientos del día, sino que sean el resultado de tus principios y valores.