Dame de beber

DEVOCIONAL SUMERGIDOS

El hombre puede intentar controlar casi todo, esta en su naturaleza, pero cada vez comprueba que no lo puede hacer, que hay algunos asuntos fuera de su alcance. La vida, la muerte, el clima o el agua. Podemos disfrutar del agua, descubrir pozos en el campo, navegar sus mares, pero no podemos controlarla. En estos meses hemos visto como aun estados de nuestro País han quedado sin abastecimiento de agua, poniendo así a los mas vulnerables en una posición de crisis. Sin duda es cierto que donde hay tierra y agua ahí puede haber vida.

 

¡El hombre necesita del Espíritu como del agua para vivir!

 

En las fiestas de los tabernáculos y después de la provocación de los religiosos, Jesús se pone de tiempo y alzando su voz les dice…

 

Juan‬ ‭7:37-38‬ …Si alguno tiene sed, venga a mí y beba. El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva.

 

Jesús usa el agua para instruir el bautizo, convierte el agua en vino, le pide agua a la mujer Samaritana, habla del hombre del cántaro de agua el día de la ultima cena. ¡El agua, el mar y los ríos formaron parte de su predicación!

 

Cuando somos llenos de Su Espíritu nuestra sed es saciada y en nuestro interior corren ríos de agua viva. El agua toma vida, hay corrientes rápidas, cascadas, mares profundos y lagos en quietud. Aguas en las que somos llamados a navegar.

 

Beber de Cristo es beber de Su salvación, de los regalos que Él tiene para nosotros.

 

El profeta Isaías nos enseña como hacerlo.

 

Isaías‬ ‭12:3-6‬ ‭NTV‬‬ “¡Con alegría ustedes beberán abundantemente de la fuente de la salvación! En ese día maravilloso cantarán: «¡Den gracias al Señor! ¡Alaben su nombre! Cuenten a las naciones lo que él ha hecho; háganles saber lo poderoso que él es. Canten al Señor, porque ha hecho cosas maravillosas. Den a conocer su alabanza en el mundo entero. ¡Que todos los habitantes de Jerusalén griten sus alabanzas con alegría! Pues grande es el Santo de Israel, que vive en medio de ustedes».”


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¡Cantando, gritando, estando alegres, dando gracias, alabando y dándolo a conocer!

 

¿Podemos hacer eso? Si alguien me dijera que jamás volveré a tener sed de nada, que seré saciado y la fuente nunca se acabara, estaría muy feliz.

 

Respondamos a Jesús, “creo, dame de beber, quiero que mi vida sea un rio que nunca se seque”.